otra vez hablando de feminismo

hoy voy a empezar esto con una clase de historia sobre el voto de la mujer en Liechtenstein. les prometo que es cortita.

bueno, pues las mujeres aquí lucharon por muchas décadas para obtener su derecho al voto. quince años antes de que la ley pasara, el príncipe (porque Liechtenstein es un principado) dijo que iba a apoyar a las mujeres para que pudieran votar PERO no hizo nada al respecto, políticamente hablando. hubo muchos referéndums en donde había más votos en contra de que la mujer pudiera votar, hasta que las mujeres (y hombres que se unieron a la causa) lograron 2,370 votos a favor del voto femenino. pero la ley casi no pasa, había 2,251 votos en contra. en algunos lugares, la diferencia en votos fue de sólo tres. con sólo 51.3% votos a favor, las mujeres obtuvieron su derecho a votar en Liechtenstein.

¿saben cuándo pasó esto? en 1984. Scarlett Johansson, Katy Perry, Avril Lavinge, America Ferrera, Khloé Kardashian y el Príncipe Harry tienen la misma edad que el derecho al voto femenino en Liechtenstein. también qué impresionante que Avril Lavinge y Khloé Kardashian tengan la misma edad. en mi mente, Avril Lavinge sigue teniendo 18.

pero no sólo eso. fue hasta 1992 que se introdujo en la constitución que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos en Liechtenstein. el año pasado, fui a un evento feminista y vi a una de las mujeres involucradas en toda la lucha hablando. ni siquiera es una viejita. me impactó mucho.

todo esto es para decirles que a veces pienso que las cosas han mejorado para todas, que a lo mejor ya estamos logrando más cosas, que igual y en algún momento la vida no va a ser una constante lucha para obtener derechos. pero no.

una de las cosas que más he amado de haber emigrado es la tranquilidad en la que puedo vivir. ya no me preocupa salir en falda, por ejemplo. pero cuando una piensa que todo es maravilloso, el patriarcado siempre se encarga de decirte noooo, bonitaaaaa, yo existo en todos lados.

el año pasado hubo un incidente en el edificio en el que vivimos. obviamente no voy a entrar en detalles pero lo que sí les voy a decir es que no hubo consecuencias para el agresor. las únicas consecuencias las vivimos nosotros, los que fuimos testigos y a los que todos los días se nos revuelve el estómago de ver que nada pasó, que él sigue viviendo su vida normal.

historias como esa hay en todos lados.

hace unas semanas leí Kim Ji-young, nacida en 1982 (dos años más grande que el voto femenino en Liechtenstein). el libro no está tan bueno, la verdad, pero lo que sí se me hizo interesante es que a través de Kim Ji-young, te cuentan la historia de una mujer promedio en Corea del Sur y cómo la desigualdad entre hombres y mujeres es sistémica, inescapable. si lo leen, van a darse cuenta de que ella podría ser una mujer en casi cualquier lugar del mundo que de pronto tiene que aguantar con una sonrisa lugares de trabajo misóginos, que tiene que elegir entre tener una carrera o cuidar a su hija (¡¡¡los hombres NUNCA tienen que tomar esa decisión!!!), que no puede escapar de ser mujer y todo lo que eso implica. es la historia de un sistema que nunca va a estar a tu favor.

en fin, que si son mujeres, saben de lo que estoy hablando.

sobre todo aquí, donde parece que hay más equidad, la pregunta siempre es la misma, ¿todavía se necesita del feminismo y de la lucha que conlleva?

en corto, sí. y en largo, si todo va súper bien con la equidad y los derechos de las mujeres, entonces respóndanme:

y muchísimos por qués que tocan toda arista en la vida pública y personal de todas.

esta semana leí Mira a esa chica de Cristina Araújo Gámir que está basado en la historia real de La Manada en España. no sé con qué cara lo estaba leyendo que mi esposo sólo me preguntó, ¿es un libro triste? a lo que le dije sí, es un libro muy triste. me hizo llorar en el camión. lean el libro por favor. todo da muchísimo coraje.

ahí, me encontré con esta frase:

“Ahora mismo querría escribir a Miriam [la víctima en el libro], y decírselo: mira, sé que lo tuyo es peor, pero mis problemas también son importantes, me gustaría poder contártelos sin que me llames dramática.”

Mira a esa chica (Araújo, 2022)

a veces cuando hablo de feminismo me siento así porque, ¿de qué me estoy quejando? vivo una vida de privilegios. sé que los casos allá afuera son peores y que a lo mejor en el gran esquema de las cosas, lo que yo diga no importa.

pero, ¿saben por qué lo sigo haciendo?

porque es importante. porque no importa que sea chiquito. porque si tú no hablas y yo no hablo, nadie gana. escribo esto porque es crucial que sigamos compartiendo nuestras experiencias, por muy mínimas que sean. porque tenemos que visibilizar. porque la vida está hecha de pequeños momentos y las injusticias empiezan ahí. porque si no hablamos de los detalles, si no hablamos entre nosotras, si no incluimos a los demás, entonces nada cambia. porque cada vez que alzamos la voz y cada vez que nos quejamos de algo, estamos sentando un precedente. porque no tengo que esperar a que me pase algo a mí o le pase algo a mi hermana, a mi amiga, a mi mamá, a mi tía, a mi sobrina, o a mi prima para solidarizarme y saber que esta lucha es importante. porque nos necesitamos las unas a las otras.

como dice Malala:

I tell my story, not because it’s unique, but because it is not.

Malala Yousafzai

así que esta es mi invitación para ustedes. hablar y compartir son los primeros pasos. quejarse es válido y necesario. y hacer algo, se lo debemos a las niñas y mujeres que no pueden hacerlo.

es nuestra responsabilidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.